Deseo exponer con claridad y brevedad mi convicción sobre el derecho de una persona paciente a que se respete su dignidad cuando pide que le ayuden a vivir dignamente mientras se muere[1]. Me refiero a las tres opciones siguientes: 1) la opción por el cuidado paliativo justo, incluida la sedación terminal; 2) la opción por el rechazo de recursos sanitarios fútiles, desproporcionados u onerosos, sobre todo cuando solo sirvan para alargar el proceso de morir; 3) la opción por solicitar la ayuda personal y social, (sanitaria, legal y psicológica o de acompañamiento espiritual), para llevar a cabo justamente la aceleración directa e intencionada del proceso de morir. Estas tres opciones – y no solo a la tercera– pueden calificarse como eutanasia justa, con tal de que no se malinterprete peyorativamente el término “eutanasia”. Etimológicamente, eu-thanasia es buen morir, vivir dignamente el proceso de morir. Eu-thanasia valdría para designar la eutanasia justa. La eutanasia injusta sería simplemente “mala muerte” (en griego, kako-thanasia).
Prólogo Desde La Ética Laica
Agradezco a editores la venia para modificar el título de este ensayo sobre el derecho a la eutanasia en perspectiva ética laica, para insistir en la propuesta de “vivir dignamente mientras se muere”. Esta fórmula resume la convicción sobre el buen morir desde una ética “secular”, que no excluye el diálogo, la espiritualidad. Es la postura desde la que he pensado siempre las cuestiones de ética y vida desde la pertenencia institucional a entidades académicas que mantienen con libertad universitaria la posibilidad del diálogo entre “fe y secularidad”. Continuar leyendo “Derecho a vivir dignamente mientras se muere”