Aborto y vida naciente con malformaciones1
Hay que respetar que sea ella quien tome la decisión, sin imposición prohibitiva, ni complicidad permisiva
No soy ginecólogo, ni jurista, ni casado. Mi relación con el aborto se produce en dos campos: el consultorio espiritual y la clase de ética. Desde esas perspectivas comento sobre las decisiones conflictivas de interrupción o prosecución de un embarazo amenazado por patologías que hacen dudar de la conveniencia de protegerlo.
Respetando la privacidad de las personas que acuden a consulta, se puede dar desde esa experiencia el testimonio siguiente: ni en el caso de la mujer embarazada que, con pesar e incertidumbre, optó por interrumpir el camino hacia el nacimiento de una vida seria e irremisiblemente afectada por malformaciones graves, ni en el caso de la que, en circunstancias semejantes, optó por llevar a término la gestación en medio de la angustia por la inseguridad acerca del futuro de esa vida; en ninguno de ambos casos, reitero, descubrimos indicios de que hayan tomado la decisión a la ligera, sin sufrir ni dudar. Claro es que, en el caso contrario, no habrían venido a esta consulta. Pero también es cierto que, tanto quienes analizan la sociología del comportamiento abortivo, como las mismas personas que mantienen una postura en pro de la mayor permisividad legal, coinciden en reconocer que el aborto conlleva aspectos traumáticos que impiden decidirlo sin más, frívolamente. Continuar leyendo “Aborto y vida naciente con malformaciones”