Voces silenciadas: Violencia obstétrica a la luz de la bioética

Introducción

La bioética es una disciplina que invita a discernir sobre lo correcto y lo incorrecto en cuestiones relativas a la vida en general y las ciencias que la afectan, tales como las ciencias de la salud. La vida humana llega a este mundo a través del trabajo de parto, que debería ser una etapa de la vida de las mujeres en la que recibieran empatía, respeto y apoyo de todos, y en la que los profesionales de la salud fungieran como los guardianes de su seguridad y de su bienestar. Sin embargo, existen reportes sobre algunos tipos de violencia ejercidos en contra de las mujeres. En México, el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e informática (INEGI) fue pionero en visibilizar el acto de la Violencia Obstétrica (VO), a través de la publicación de los resultados de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH) (2016). Según estos datos, de un total de 2.9 millones de mujeres ¾con edades entre 15 y 49 años—, que recibieron atención durante el parto o cesárea, un 33.4% ¾cerca de un millón—, experimentaron algún tipo de maltrato.

Las presentes líneas tienen la pretensión de explorar los rincones ocultos de la atención obstétrica, donde los gritos de dolor y vulnerabilidad son, con demasiada frecuencia, minimizados y convertidos en susurros ignorados en los servicios de salud. Desde una perspectiva bioética, se examinarán las prácticas obstétricas que han hecho, de un evento natural y trascendental, una experiencia traumática. Posteriormente, se explorará la urgencia de proteger la dignidad, la autonomía y la integridad de las mujeres. Finalmente, se evaluarán las acciones medicas desee una perspectiva bioética para deliberar si los procedimientos invasivos, la ausencia de consentimiento informado y la falta de respeto a las decisiones de las mujeres pueden considerarse acciones éticas en el contexto del trabajo de parto. Desde este ejercicio, se propondrán posibles soluciones y reformas necesarias en la práctica de la obstetricia, destacando la importancia de restaurar el empoderamiento de las mujeres y reconociendo el valor intrínseco de cada experiencia en el trabajo de parto.

Conceptualización de violencia obstétrica

Para comenzar a explorar los rincones ocultos de la atención obstétrica tengamos en cuenta que existen varias definiciones de este fenómeno. La Organización Mundial de la Salud (OMS) (2014) define la VO como un tipo de violencia de género, que incluye conductas de acción y omisión durante el proceso de atención del embarazo, trabajo de parto, parto y puerperio en un ambiente sanitario, además de acciones de maltrato físico, verbal, humillaciones, omisiones de confidencialidad y procedimientos médicos sin consentimiento, la negativa a  administrar analgésicos, así como el rechazo o retención de las mujeres y de los recién nacidos en los centros asistenciales debidos a la incapacidad de pago de servicios.

El término de VO implica un abuso y una falta de respeto hacia las mujeres dentro del contexto de desigualdades estructurales y de violencia, tanto dentro como fuera del sistema de salud. Según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) (2019, 92), “este tipo de violencia encierra concepciones machistas y estereotipadas sobre el rol de las mujeres, su experiencia de la maternidad y sobre sus cuerpos”.

Una investigación realizada en un hospital público en el Estado de Morelos, México, se evidenció que las formas más frecuentes de violencia obstétrica son: a) abuso físico, que se traduce en una cantidad excesiva y repentina de tactos vaginales por parte de los profesionales de la salud; b) abuso verbal, que se traduce en una cantidad excesiva de comentarios denigrantes y sexistas, además de manifestaciones de burla; c) ausencia de información y del consentimiento informado en la atención del parto, que genera confusión y malas interpretaciones por parte de las mujeres y poca comprensión de los procedimientos o maniobras a las son sometidas durante el parto y d) abandono de las mujeres, que se expresa en ignorar sus llamados y solicitudes (Valdez et al. 2012).

Voces silenciadas en las salas de parto en instituciones de salud

En algunos centros asistenciales, se pueden observar conductas de negativa de atención en urgencias obstétricas, negativa a la administración de analgésicos, falta de privacidad y realización de procedimientos médicos sin consentimiento o coercitivos, como la esterilización. Estas conductas, generalmente, están dirigidas a adolescentes, mujeres solteras con recursos económicos limitados, minorías étnicas, inmigrantes o personas con VIH (Belli, 2013). También se pueden agregar las dificultades previas, como la distancia y costos de transporte y alimentación, además de obstáculos al llegar a las unidades médicas, así como interrogatorios, revisiones exhaustivas y procedimientos a veces excesivos e innecesarios. Estas prácticas, aunque no violentas en su naturaleza, pueden ser percibidas como agresivas durante el parto, exacerbando la idea de VO (Moreno, 2023).

En el contexto de la atención prestada por las instituciones sanitarias durante el parto, se evidencia la violación de los derechos humanos y reproductivos de las mujeres que incluye regaños, insultos, amenazas, ataques, cambios de tratamiento sin ofrecer soluciones, cancelación de la atención médica urgente y falta de respuesta hacia solicitudes o reclamos (Bruyn 2003, 22).

Por ejemplo, desde el momento que las mujeres ingresan a la sala de labor de parto, se les transmiten mensajes que las conducen hacia la sumisión de las indicciones médicas, por eso, cualquier desacuerdo con las instrucciones puede provocar una respuesta agresiva de parte del personal de salud, con el objetivo de reprimir cualquier acto que, desde su perspectiva, sea interpretado como insubordinación. Como consecuencia, los médicos, las enfermeras y demás profesional de salud que asiste en el momento del parto quedan exentos de toda responsabilidad, y se culpa a las mujeres por problemas y dificultades que puedan surgir durante la labor de parto: “si no pujas, tu hijo nacerá con problemas mentales” (Márquez 2023, 22).

Protección de la dignidad, la autonomía y la integridad de las mujeres en la etapa del trabajo de parto

En cada caso de VO se violan los derechos fundamentales reproductivos, por lo que urge fomentar la reflexión y sensibilización a los prestadores de la salud en las salas de trabajo de parto, con el fin de modificar las prácticas que violan estos derechos de las mujeres. Es imperativo asegurar que las mujeres tengan acceso a toda la información sobre su tratamiento y reciban un trato equitativo por parte del personal sanitario; asimismo, se debe asegurar la igualdad en el acceso y la calidad de la atención, sin importar el origen socioeconómico o cultural (Mendiri, 2017).

Tal y como lo mencionan Chalmers y et al. (2002), se pueden establecer las siguientes recomendaciones con la finalidad de disminuir la VO:

  1. No ser medicalizada, proveyendo el mínimo de intervenciones que sean necesarias.
  2. Reducir el uso excesivo de tecnología o la aplicación de tecnología sofisticada o compleja cuando procedimientos más simples pueden ser suficientes o aun superiores.
  3. Basarse en las evidencias científicas.
  4. Regionalizarse y desarrollar un sistema eficiente de referencias de centros de atención primaria a niveles de cuidado secundario y terciario.
  5. Incluir la participación multidisciplinaria de profesionales de la salud tales como parteras, especialistas en obstetricia, neonatología, enfermería, educación del parto y de la maternidad, y en ciencias sociales.
  6. Ser integral, teniendo en cuenta las necesidades intelectuales, emocionales, sociales y culturales de las mujeres, sus hijos/as y familias, y no solamente un cuidado biológico.
  7. Centrarse en las familias y dirigirse hacia las necesidades tanto de la mujer y sus hijos/as como de su pareja.
  8. Ser apropiados, teniendo en cuenta las diferentes pautas culturales para permitir y lograr sus objetivos.
  9. Tener en cuenta la toma de decisión de las mujeres.
  10. Respetar la privacidad, la dignidad y la confidencialidad de las mujeres.

Conclusiones

Es crucial reflexionar sobre el concepto de voces silenciadas como un llamado a cuestionar una percepción estática y simplista de la realidad, que ve la relación entre la usuaria y el proveedor de servicios de salud desde la supuesta superioridad del conocimiento médico. Es urgente integrar los derechos de las usuarias, así como la equidad étnica y de género, en la práctica médica. Este enfoque busca desmantelar las desigualdades que afectan la distribución de recursos y los accesos esenciales para mejorar la calidad debida en el ámbito de la salud.

Al abordar la VO desde una perspectiva bioética se hace el llamado urgente para la transformación radical de la atención en la paciente gestante. Ante la complejidad de este fenómeno, se torna imperativo tomar acciones concretas que resguarden los principios éticos fundamentales que promuevan una experiencia de parto respetuosa y con respeto a la autonomía propia de la mujer, tales acciones serían la incorporación de la ética en el profesional sanitario, el fomento de la autonomía de las mujeres, un monitoreo y evaluación continua de este fenómeno de VO, promoción de la humanización del parto, participación continua de las instituciones de salud , además de la concientización y educación continua en ética. Al adoptar estas medidas desde la bioética, se puede avanzar hacia una transformación de la cultura obstétrica donde la ética y el respeto a la dignidad humana sirvan de guía en cada intervención en el proceso del trabajo de parto.


Referencias


Por:
El Mtro. José Robles Martínez es médico especialista en medicina de urgencias por la Universidad Autónoma de México (UNAM); médico urgenciólogo en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS); maestro en Ética Aplicada y Bioética por la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ); docente de licenciatura, posgrado y maestría en la UAQ; doctorando en Bioética de la UNAM.


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